Muy queridas familias de Yucatán, les saludo con el afecto de siempre. Les invito a vivir intensamente la Semana de la Familia, la cual lleva por lema: “Familias sanas, familias fuertes”.
No hay mejor médico para una familia enferma en sus relaciones que Jesús nuestro Señor puesto al centro de la familia. Jesús dijo, “Cuando dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos” (Mt. 18, 20). Lo esposos que celebran el sacramento del matrimonio se reúnen en el nombre de Jesús. Luego, con la bendición de Dios llega el tercero, el cual es cada uno de sus hijos. En el momento en que los esposos no se saben comunicar y discuten por todo, ahí hay enfermedad. Lo mismo cuando los hermanos se dejan de hablar o se atacan en forma constante, ahí hay una enfermedad. Cuando la educación de los hijos no va bien, o hay desobediencias
constantes y faltas de respeto, ahí hay una enfermedad. Es necesario que cada uno de los miembros de la familia fortalezca su relación con Jesús para que esas enfermedades vayan sanando. Hay que hacer valer este principio “Familia que reza unida así permanece”.