“La espiritualidad del amor familiar está hecha de miles de gestos reales y concretos” (Papa Francisco, AL. 315.) La vida de la familia se basa en el amor reciproco de los padres hacia los hijos y viceversa, pero este amor familiar está habitado por el Amor divino, ese Amor que hace posible superar con paciencia y fortaleza, las múltiples dificultades de todos los días; ese Amor divino que posibilita vivir plenamente el amor humano, que permite que las familias lleguen a ser: “intima comunidad de vida y amor” (Gs 48)
Los que colaboramos de manera directa en el Equipo Diocesano de Pastoral Familiar, queremos saludar cordialmente, a los sacerdotes párrocos, vicarios, rectores, capellanes, matrimonios de la Pastoral Familiar, y a todos aquellos que tienen la noble y delicada tarea de acompañar a las familias en las diferentes comunidades parroquiales, en los grupos y movimientos de la Arquidiócesis de Yucatán, también queremos animarlos para que con empeño sigan apoyando a las familias.
Además, quiero dirigirme a ustedes para informar y presentarles los materiales de la Semana de la Familia 2020, que incluyen as reflexiones en los Centros Pastorales, las moniciones de apertura y clausura, hora santa, etc. Esperamos puedan convocar a todas las familias para participar activamente en los diversos momentos que tendremos durante esta semana, particularmente invitar a los alejados, para vivir la experiencia de reflexionar y convivir con las familias. Es preciso involucrar a los jóvenes y adolescentes e ir sembrando en ellos los valores familiares como el amor, respeto, tolerancia y paciencia. La familia es el “ámbito de la socialización primaria, porque es el primer lugar donde se aprende a colocarse frente al otro, a escuchar, a compartir, a soportar, a respetar, a ayudar, a convivir” (AL 276).
Sigamos orando y acompañando a nuestras familias, demos un buen testimonio, para ser signos claros de la misericordia de Dios en la sociedad y en nuestra Iglesia, para poder acercar a las familias alejadas. Durante esta semana pidamos, de manera especial, por las familias que viven serias dificultades, para mantenerse unidas y ser fieles. Y finalmente, no dejemos de invocar la intercesión de la Sagrada familia de Nazaret, para que la gracia de Dios “guie los pensamientos y las obras de los esposos hacia el bien de sus familias” (S. JP.II).
Fraternalmente:
Pbro. Lic., José Gilberto Pérez Ceh
Coordinador diocesano de la Pastoral Familiar
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