“EN YUCATÁN VIVIMOS EN FAMILIA, LA ALEGRÍA DEL AMOR”

Tema: La Familia a la luz de la Palabra

Es una alegría saludarnos nuevamente, espero que todos en sus familias se encuentren muy bien. Ahora les presentamos este material del mes de octubre (mes de las misiones), el cual pretende ayudar a que las familias conozcan más la Palabra de Dios, y así, como dice el documento de Aparecida, nos convirtamos en verdaderos discípulos y misioneros, para anunciar con nuestras vidas, las maravillas que el Señor Jesús ha hecho y sigue haciendo en cada uno de nosotros y nuestras familias.

Oración Inicial:

Señor Jesús, tú que viviste la experiencia familiar con tus padres y abuelos, y estuviste atento a las necesidades de los esposos como en Caná de Galilea, bendice a los esposos y a las familias, que nunca les falte el vino del amor y la ternura, para que en medio de nuestras dificultades, seamos un reflejo de ese amor que existe en la Trinidad Santísima y podamos así cumplir el proyecto de tu Padre que es construir su Reino. Amén.

Sagrada Familia de Nazaret, ruega por nosotros.

Padre Nuestro…       Dios te salve María…

Dice el Papa Francisco en el documento La alegría del amor (#8) que la Biblia está poblada de familias, de generaciones, de historias de amor y crisis familiares, desde Adán y Eva en el Génesis, hasta las bodas de la Esposa (Iglesia) y el Cordero  (Cristo) del Apocalipsis.

Así pues, debemos aprender a descubrir que la Palabra de Dios, tiene una gran enseñanza para las familias de todos los tiempos, porque es Dios mismo quien nos habla y nos va ayudando a superar nuestras dificultades y retos (como vimos en el material de septiembre).

VER

Los esposos: El amor que genera la vida

Los jóvenes están conscientes del gran reto que implica compartir la vida con otra persona, conociendo sus defectos y virtudes y ayudándose a crecer mutuamente;  y existen todavía muchos que siguen viendo en el matrimonio y la familia una opción válida que plenifica su vida. Por otro lado, también es cierto, que la cultura de lo provisorio, el individualismo y el relativismo que impera en nuestros días, ha hecho que otro tanto número de jóvenes, no contemplen el matrimonio y la familia como un camino de plenitud, sino un yugo que les impide vivir su libertad al máximo, olvidando que uno siempre es auténticamente libre cuando se compromete de modo total (cuerpo, mente y espíritu), exclusivo (solo contigo) y para toda la vida.

Por eso, la Palabra de Dios, nos recuerda que: “Dios creo al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó” (Gn 1, 27). Sorprendentemente, la imagen de Dios, tiene como paralelo explicativo precisamente a la pareja hombre y mujer. La pareja que ama y genera la vida es la verdadera “escultura” viviente capaz de manifestar al Dios creador y salvador (A.L 10 y  11).

Una característica fundamental del amor de los esposos, es la apertura y cuidado de la vida. Cuando se dice en la Biblia que los esposos ya no serán dos, sino «una sola carne» (Mt 19,5), se refiere a que el fruto de esa unión se da, en la unión física de los cuerpos, de los corazones y de las vidas y, en el hijo que nacerá de los dos, que llevará en sí, uniéndolas no solo genéticamente sino también espiritualmente, las dos carnes (La Alegría del Amor #13).

En este sentido, nos iluminan las palabras de San Juan Pablo II: «Nuestro Dios, en su misterio más íntimo, no es una soledad, sino una familia, puesto que lleva en sí mismo paternidad, filiación y la esencia de la familia que es el amor».

Los Hijos: Un regalo, no un derecho.

Fruto del amor entre los esposos son los hijos, ellos son un regalo, un don, y por lo tanto, nadie tiene derecho a tener hijos, más bien, son los hijos quienes tienen el derecho a tener mamá y papá,  porque cada uno aporta al hijo (a) algo que es insustituible. Así pues La alegría del amor  (#16 y #17) nos recuerda que: «La familia es el lugar donde los padres se convierten en los primeros educadores en valores y maestros de la fe para sus hijos».

Por lo tanto, los hijos deberían nacer en ambientes familiares sanos que les ayuden a crecer integralmente. Pero no siempre es así, muchas veces los hijos viven el dolor de la ruptura de sus padres, y la falta de cariño o atención de parte de estos. Está comprobado que muchos niños o adolescentes que se hunden en las drogas o el alcohol, es por la carencia de una armonía en el hogar, que les brinde la seguridad y la fortaleza necesarias para enfrentar la vida.

No se trata solo de traer hijos al mundo, debe existir una planificación, una espera, una ilusión de recibir ese regalo. Por eso, el hijo no debería ser nunca “un error” o el resultado de “una noche de copas”. Y si en el peor de los escenarios esto sucediera, el hijo engendrado tendrá siempre el derecho a vivir, y en caso de que los padres no lo quieran traer al mundo, existen casas u organizaciones  donde los pueden dar en adopción. El aborto nunca se podrá justificar, porque es un acto intrínsecamente malo, que atenta contra el más inalienable de los derechos: La vida.

 

Los abuelitos: La sabiduría de los años

En la Sagrada Escritura encontramos muchos ejemplos de adultos mayores que nos dejan una gran enseñanza, es el caso por ejemplo de Simeón y Ana que supieron aguardar con paciencia la venida del Salvador y perseveraron en  la oración en el templo y en las buenas obras (Lc 2, 25-38).

Cuántos de nosotros no fuimos evangelizados por el testimonio de nuestros abuelitos, esa fe sencilla y profunda al mismo tiempo, así como su fortaleza interior en medio de sus limitaciones físicas, es lo que nos dejaba admirados y con deseos de tener esa actitud, cuanto llegáramos a sus años.

Las personas ancianas pueden ser muy sabias y pueden compartir su fe y su conocimiento con los más jóvenes. Si eres una persona adulta asegúrate de que lo que compartes es positivo y útil. Y si eres una mujer o varón joven, escucha a los ancianos cuando quieren decirte algo; seguramente tendrás mucho que aprender de ellos.

Simeón y Ana, los dos ancianitos, gustaban de ir al templo y orar y adorar a Dios allí en ese lugar, lejos del ruido y de las distracciones. Ellos confiaron a Dios toda su vida ya que humanamente hablando habían perdido todo. Tenían la esperanza de ver la salvación de Dios para su pueblo y así sucedió: fueron los primeros en ver al bebé Jesús en el templo. Agradecieron a Dios que podrían morir en paz después de conocer a Jesús el Salvador del mundo.

PENSAR:

  1. ¿Con qué frecuencia leemos la Sagrada Escritura en mi familia?
  2. ¿Estoy consciente que la Palabra de Dios, nos puede iluminar como familia, en nuestras alegrías y esperanzas, temores y dificultades?

ACTUAR:

Este material tiene que aterrizar en un compromiso muy concreto: LEER NUESTRA BIBLIA. Por eso, te proponemos unas citas bíblicas para meditar con tu familia, en ellas nos damos cuenta como el Señor Jesús entra en la vida de las familias (A.L #21), para sanar, para animar, para consolar, para perdonar, para salvar. Compártenos tus comentarios a las citas bíblicas a este correo: pafayuc@gmail.com

  • Jesús entra en la casa de Pedro donde su suegra está enferma (Cf Mc 1, 30-31)
  • Jesús resucita a hija de Jairo (Cf Mc 5, 21-43)
  • Jesús Resucita a su amigo Lázaro (Cf Jn 11, 1-23)
  • Jesús escucha el grito desesperado de la viuda de Naín ante su hijo muerto (Cf Lc7, 11-15),
  • Jesús encuentra a publicanos como Mateo (Cf Mt 9, 9-13) o Zaqueo (Cf Lc 19, 1-10) en sus propias casas, y también a pecadoras, como la mujer que irrumpe en la casa del fariseo (Cf Lc 7, 36-50).
  • Jesús Conoce las ansias y tensiones de las familias incorporándolas en sus parábolas: desde los hijos que dejan sus casas para intentar alguna aventura (Cf Lc 15, 11-32) hasta los hijos difíciles con comportamientos inexplicables (Cf Mt 21, 28-31) o víctimas de la violencia (Cf Mc 12, 1-9). Y se interesa incluso por las bodas que corren el riesgo de resultar bochornosas por la ausencia de vino (Cf Mt 22, 1-10), así como conoce la pesadilla de la pérdida de una moneda en una familia pobre (Cf Lc 15, 8-10).

Oración Final: